¡El legado de la complacencia!
“Se gana dinero descontando lo obvio y apostando a lo inesperado». George Soros
Halcones y palomas se debaten en el seno de los principales bancos centrales del mundo, mientras para variar la sociedad ignora que el futuro de la economía está en juego. Y es que las autoridades monetarias han logrado obtener un poder un tanto inusual a mi parecer tras “salvar” al capitalismo, a posteriori ¡cómo no! de hundirlo en la miseria en la mayor burbuja financiera hasta la fecha, 2008.
Sin embargo, mientras la sociedad mira despreocupada a nuestra querida economía, los desequilibrios sociales siguen impactando en una economía que no tardará en demonizar al capitalismo y sus maravillosas libertades, en contra de una realidad en la que impera el intervencionismo de las élites mundiales a través de los bancos centrales, canalizando los impuestos hacia la economía especulativa en su propio interés. Y dicho todo lo cual, ¿a quién sirven los bancos centrales? ¡vamos allá!
Como decía mi gran madre; ¡la ignorancia es muy atrevida! y le hace un flaco favor a la sociedad siendo claramente la impulsora del populismo, este último siempre ávido de buscar culpables y a sus espaldas una auténtica maestría a la hora de desviar la atención por parte de aquellos que tratan a través de la retórica, de obtener más cuota de poder.
Este seguramente es el principal problema de la libertad, dulce en su esencia y pragmática en su realidad, pero bien intencionada en las formas puesto que si algo es incuestionable en esta vida, es que ¡la libertad es incorruptible! pero de la misma manera que el poder, en cualquiera de sus formas se acaba corrompiendo. Y es que la propiedad privada no esconde, da la cara y se enfrenta a los problemas con creatividad, ¿acaso no ha sido el miedo de la quiebra del sistema la que dio máximo poder sin control a los bancos centrales? La política del miedo es sin duda el principal enemigo de la libertad.
Sin embargo, existe otra realidad empírica que se ha impuesto a lo largo de la historia y es que los excesos y los abusos se pagan; ¡sin excepción! Así que respondiendo a mi pregunta, queda claro que los bancos centrales sirven a los mercados especulativos y NO a la sociedad que es al fin y al cabo, quién debería autorizar o no su cuota de poder. Otra perniciosa casuística de la falta de propiedad privada, puesto que al no ser propiedad privada de nadie, aquello de todos se convierte una vez más en anhelo de los pocos que lo quieren para beneficio propio. Y claro, ahora que tenemos transparente que los bancos centrales sirven a los mercados financieros en beneficio propio, nos queda la facultad de comprender y cuantificar qué excesos y cuándo se pagarán, y oigan la verdad es que el desenlace parece cercano.
Como les vengo exponiendo durante las últimas semanas, las bolsas mundiales se han propuesto “mentir” a sus inversores, manteniendo los índices mundiales en su zona de máximos históricos, al calor de las compañías que han entrillonado el mercado, pero que lejos de la realidad, son pocas las empresas que sujetan a un Mr. Market que si nos dispusiéramos a observar con el microscopio de su amplitud, nos encontramos con que el 65% de los sectores que componen la economía americana cotizan en distribución o incluso en tendencia bajista, y que el 35% restante parece tener dificultades evidentes para lograr recuperar su tendencia alcista.
Y en un mercado en el que es complicado encontrar defensa en el margen de seguridad de sus valoraciones, si se pierde la defensa del precio hay que evitar estar posicionados. Así que al parecer, lo obvio es seguir pensando que la tendencia alcista seguirá eternamente intacta y que las inyecciones fiscales terminarán por acelerar el mercado. Lo obvio es pensar que el dinero fuera del mercado con los tipos de interés al 0% es un craso error, y que lo que los bancos centrales han logrado es que esta vez sea al fin diferente.
Pero si bien es cierto que todo puede suceder, el pragmatismo en esta ocasión operativa me hace pensar que lo obvio no es tan evidente y que la única evidencia es que el mercado adolece de cordura y de sentido común. Así que si lo patente es seguir pensando en que el ‘statu quo’ prevalece, tal vez no sea una mala idea protegerse apostando por lo inesperado y quizás entonces seremos capaces de ver venir a unos halcones que lejos de asustarse, parecen cada vez más al acecho de una nutrida e incauta bandada de palomas. Prepárate para lo peor, y espera lo imposible.